miércoles, 3 de febrero de 2010

Capítulo Cuatro

Al llegar a cierta edad se mira uno ante el espejo para darse cuenta de lo miserable y absurda que se ha vuelto su vida, como la mosca que una y otra vez choca contra un cristal sin darse cuenta de lo que le sucede.

Y eso mismo cuenta "La elegancia del erizo", como al ser pequeños nos creemos lo que dicen nuestros padres y abandonamos nuestros deseos, y al llegar a adultos nos damos cuenta de nuestro error pero ya hemos gastado demasiadas fuerzas y lo pagamos con nuestros hijos. Y aunque es una bonita historia, no es verdad.

Siempre tengo presente la muerte como punto de partida. Creo que la muerte es la oportunidad para algunos de entender que no hay vuelta atrás, que nunca es demasiado tarde, que siempre se pueden coger las riendas de nuestras vidas, que tenemos el deber y la obligación de aprovechar todo aquello que la vida nos ofrece y que nosotros mismos hemos creado.

Por eso, cuando pienso en la muerte me doy cuenta de que poco importa el dinero que debes, el dolor de cabeza, las horas que con orgullo has pasado sin llamar a alguien, el cambio de trabajo, la carrera.....y me tranquiliza saber que nada es tan importante. Y me siento en el sofá, miro a mi madre y pienso que algún día no estará, igual que yo. Así que la miro y sonrío, me mira y me niega con la cabeza como queriendo decir que estoy loco o soy un payaso, me levanto y le doy un beso, me mira y no entiende nada, y yo, tampoco......

.....la vida consiste en una pasión límpia y finamente dramática....

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta al fin me ha gustado. Y Mucho.

Anónimo dijo...

No t´esforcis tant en què t´entenguin, no malgastis el temps ni les paraules. Qui no vol veure el que té davant no es mereix la teva companyia. Qui no t´estima tal i com ets no mereix la teva estimació. Segueix el teu camí sempre i quan et faci feliÇ a tu. No és orgull ni egoïsme, él el més generós que pots fer per tu i pels qui t´envolten.

Lunita dijo...

La vida trata de esas pequeñas cosas sin importancia que hacen que la vida tenga sentido. Sin ellas, nada sería igual, y la vida se convertiría en monótoma y aburrida.
Los días a tu lado nunca serán monótomos ni aburridos.
Tú entiendes bien de esas pequeñas cosas.

Sol dijo...

...Y yo también me levanto , y la abrazo, y la beso, y le pregunto si me quiere, y no contesta, pero se rie, y creo que también piensa que estoy loca.

...y la seguiré abrazando, achuchando y besando mientras pueda, porque no estoy loca...y porque ella, en el fondo, nos entiende.