sábado, 27 de junio de 2015

Capítulo Cuarenta y Cuatro

Breve extracto de las conclusiones de un trabajo del Máster de Filosofía sobre la identidad


 Tendemos hacia lo homogéneo y se nos lleva de la mano no solo a ser iguales, sino a reconocernos como tales. Para mí, el problema está en la unidad de las prácticas y en la ausencia de pluralidad. Sennett recoge en las primeras páginas de "El artesano", que "hacer es pensar", y este es mi punto de partida aunque voy a ir más allá de lo que el autor quería decir con ello.

 Hemos dejado de vivir experiencias directas con las cosas, y gracias a la técnica residimos en una superficialidad donde la realidad solo es teórica. Los niños aprenden cosas que no han visto, ya que cada vez se hacen menos salidas para experimentar la naturaleza o lo visto en clase. En una sociedad más viajera que nunca, pisamos lugares en los que ya hemos estado gracias a la tecnología, que nos permite más que nunca "conocer" lugares sin tener que pisarlos. Incluso una vez escuché a un presentador de un late-night televisivo diciendo que antes se formaban para entretener a los espectadores, y que sin embargo, ahora son los espectadores los que los entretienen a ellos a través de realities dónde lo vulgar y lo cotidiano son el protagonista.

 El mundo nos ofrece más posibilidades que nunca, y sin embargo el sistema y el modelo educativo nos invitan a no explorarlo. Hoy las decisiones se toman desde el sofá y no desde la práctica; los propios adolescentes deben elegir su futuro profesional basándose en una irrisoria y limitada cantidad de prácticas que les dirá qué es lo que se les da mejor.

 En mi etapa como formador de empresas tuve la oportunidad de desarrollar lo que llamo Pedagogía de la Posibilidad, basada en la novela "El hombre de los dados" de Luke Rhinehart, en la que un psiquiatra cansado de convertir a sus pacientes en personas "que ni sienten ni padecen", decide jugarse las decisiones y prácticas de sus pacientes a los dados. El juego es sencillo y consiste en apuntar ante una decisión a tomar seis opciones, donde cuatro de ellas forman parte de lo que la persona que debe decidir haría en condiciones normales, siendo afín a su personalidad, pero con otras dos opciones enmarcadas dentro de lo que una persona no haría nunca.

 Podría citar como ejemplo la realización de un viaje. Uno podría poner cuatro lugares a los que le gustaría ir, y dos a los que no; si el azar depara ir a los que sí, fortalece su personalidad, la persona sigue ahondando en ser quien es y remarca su patrón. Si por el contrario, el azar propone conocer dos lugares que nunca han formado parte de sus intereses, puede conocer otra parte de sí mismo, de ese ser multidisciplinar que somos y que permanece dormido.

 Vivimos la dictadura de ser únicamente quienes queremos ser y desde esta perspectiva, es interesante poder ser lo que Dios-Dado quiera, ser muchas más cosas. Extrapolar esta idea algo romántica del azar a lo que hice en mis formaciones empresariales, supone situar a ejecutivos y empleados en otra disposición de roles, y que a través de técnicas de teatro terapéutico lo represente entre todos. No solo consiguen ver sus propias actitudes desde fuera, sino que participan activamente como espect-actores a cambiar aquello que provoca problemas.

 También en un programa que he elaborado para niños baso mi tarea en las prácticas. Después de dieciocho años en dependencia de sus padres, un adolescente va a tener que elegir pareja, amigos, estudios y trabajo: demasiada carga para alguien que no ha elegido nunca. Pongo el foco en experimentar cosas para que la realidad no les venga de nuevo, para que puedan elegir quiénes quieren ser con más bagaje en sus espaldas, porque al final solo las prácticas nos harán libres de pensamiento.

 Porque "hacer es pensar".

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